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De la mata a la plaza y de la plaza a la casa

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Han pasado casi 50 años desde que la Plaza Distrital de Mercado de Fontibón abrió sus puertas.

Han pasado casi 50 años desde que la Plaza Distrital de Mercado de Fontibón abrió sus puertas. Muchas cosas han cambiado, pero el espíritu campesino todavía se conserva.

Por María Antonia León

A solo nueve minutos del Aeropuerto Internacional El Dorado queda una plaza de mercado que se está transformando en un sitio de interés para los turistas extranjeros. El Instituto Distrital de Recreación y Deportes (IDRD) y el Instituto para la Economía Social (Ipes) juntan esfuerzos para propiciar tures que llevarán a los viajeros estacionales a vivir una experiencia 100% colombiana.

La iniciativa es el resultado de muchos años de trabajo y del cariño con que estos comerciantes continúan atendiendo sus negocios. Los productos que se venden allí son frescos, traídos directamente del campo, o como dice Ana Lucía Solano, una de las vendedoras, frutas y verduras “de la mata a la plaza y de la plaza a la casa”.

Wilson Carvajal Prieto. Foto: Thomas Gallego

Una vida de cosechas

Más sabe la plaza por vieja que por plaza. Hace más de 60 años este mercado se ubicaba en la Plaza Fundacional de Fontibón, pero en 1969 se inauguraron las instalaciones que existen actualmente, aunque para entonces contaban con una sola planta.

Wilson Carvajal Prieto nació en Anolaima, la capital frutera de Colombia, y trabaja en la plaza desde hace 40 años. El negocio de frutas, verduras y hortalizas lo heredó de su mamá, y esta a su vez lo heredó de su abuela. “Cuando yo era niño la mercancía se traía en caballos o en el tren, y luego en chivas. El pescado se exhibía en los carros que se parqueaban afuera de la plaza. Todo era muy distinto”, explica.

Por iniciativa de Wilson, en la plaza se han organizado eventos especiales con ocasión del Día de la Madre, el Halloween y la Navidad. En esas fechas se prepara comida para todos los participantes y se llevan grupos musicales. La Celebración de la Virgen del Carmen es otra de las destacadas y, de hecho, una estatua suya recibe a los visitantes en la entrada principal. “Las plazas de mercado son la esencia de Colombia; son la representación de nuestro país”, asegura este líder social.

Foto: Thomas Gallego

Actualmente hay 140 comerciantes, algunos de ellos son campesinos y solo vienen a Bogotá los fines de semana para vender el resultado de sus cosechas. Están ubicados en 217 módulos entre el primer y el segundo piso; y por el alquiler del espacio pagan alrededor de $240.000 mensuales, a cambio de lo cual tienen a su disposición los servicios de agua, luz, administración y vigilancia.

En la plaza se venden plantas, flores, artesanías, yerbas, carnes, lácteos y jugos exóticos, y hay una zona de restaurantes en el segundo piso en la que un grupo de cocineros ofrece platos autóctonos de diferentes regiones del país.

Esperanza Castellanos Quiroga. Foto: Thomas Gallegos

El pabellón verde

Esperanza Castellanos Quiroga también trabaja en un negocio familiar que ya cumple 40 años en la plaza. El local se compone de varios módulos en los que se pueden encontrar flores, plantas ornamentales, productos de jardinería y materas de barro y cerámica. Las carnívoras y las orquídeas son las más exóticas que se venden allí. Dependiendo de la variedad, estas últimas cuestan entre $30.000 y $150.000.

Las orquídeas son fáciles de cuidar porque son plantas epífitas, parásitas que se dan agarradas a los troncos o barbas de los árboles. Lo fundamental es no sembrarlas en tierra negra sino en sustratos como el pino pato, el capote o el coco, echarles agua una vez a la semana y que reciban la luz del sol a través de una ventana o una teja de plástico”, asegura esta experta jardinera.

José Sandalio Acero. Foto: Thomas Gallego

Moringa, zarzaparrilla, totumo, eucalipto, linaza, chanca piedra, valeriana y níspero son algunas de las yerbas que José Sandalio Acero Jurado vende en su local del segundo piso. Asegura que con estos remedios naturales se pueden curar todo tipo de dolencias, desde el cáncer y la impotencia hasta lo que él denomina ‘mal de madre’.

Aquí tengo propóleo para la tos, raíz de fique para la artritis, la hoja santa para el cerebro, el yacón para la diabetes y la sal marina para las amígdalas. Estas yerbas curan porque todo lo natural es lo que sirve y purifica a la gente”, explica este comerciante.

Cruz Estela Mora. Foto: Thomas Gallego

Arrechón y tumbacatre

Cruz Estela Mora llegó a la plaza hace 27 años a vender arroz con leche. Esta cocinera, que hoy vende fritanga, ceviches y jugos exóticos por los pasillos, se define a sí misma como ‘chocorola’ pues, aunque nació en Chocó vive en Bogotá hace mucho tiempo.

Soy muy polifacética, me gusta hacer de todo un poco. El jugo de yuca es delicioso y la gente lo compara con la avena cubana. También ofrezco ceviches de camarón en salsa de chontaduro, tradicionales o en salsa de aguacate; arroz endiablado y cazuelas de mariscos. Además, ayudo a las parejas que tienen problemas en la intimidad con dos jugos afrodisíacos que se llaman arrechón y tumbacatre”, explica.

Además de los ingredientes secretos, estas bebidas milagrosas llevan borojó y criadillas del chivo, que según ella es el animal más contento y vigoroso sexualmente hablando. Los jugos vienen de las afrodescendientes de Buenaventura, Tumaco y Chocó. En esos lugares las mujeres de edad avanzada inventaron estos remedios para ayudar a sus esposos.

Fachada Plaza de Mercado de Fontibón. Foto: Thomas Gallego

Con estos jugos estoy ayudando a mucha gente que está débil y yo la pongo feliz. Acá vienen muchos abuelitos a comprarme las botellas, pero a ellos les vendo el arrechón porque el tumbacatre es más que todo para jóvenes”, dice Cruz Estela. Una botella de cualquiera de los dos jugos cuesta $40.000 y la media botella, $20.000.

Dónde: Carrera 103 No. 26-71
Cuándo: de lunes a sábado, 7:00 a.m. a 6:00 p.m. (excepto los miércoles, cuando se cierra a las 3:00 p.m. por jornada de aseo); domingos y festivos, 7:00 a.m. a 4:00 p.m.
Actividades especiales: la plaza cuenta con un punto de lectura; allí Fundalectura ofrece charlas, ejercicios y eventos todos los sábados de 9:00 a 11:00 a.m.


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