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Aires de Bogotango

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Milongueros, bohemios y melómanos pueblan los bares tradicionales del género.

Milongueros, bohemios y melómanos pueblan los bares tradicionales del género. A su lado, raperos, metaleros y punkeros se le miden a la nostalgia de sus letras. Hasta las universidades ofrecen clases para aprender a bailarlo. Crónica retro.

Cae la noche en el centro y sus habitantes buscan un lugar dónde relajarse tras la jornada, esperar que baje el tráfico y compartir con sus amigos.

Que el mundo fue y será/ una porquería, ya lo sé…

El Viejo Almacén, una leyenda urbana que está por cumplir 53 años, es uno de los refugios de los transeúntes que buscan dónde pasar un rato ameno.

El bar tiene una vida que parece un tango y un aire de milonguero que lo delata. Al nacer, el 25 de julio de 1965, Mariela Cruz y Francisco Restrepo lo bautizaron El Cambrión. “En esa época eran puros hombres. Ni muy viejos ni muy jóvenes. Cuando estaba mi marido poníamos Carlos Gardel, Juan Pulido, Margarita Cueto, Juan Arvizu”, dice la mujer, a quien la clientela conoce como Marielita.

Tango

Que siempre ha habido chorros/ maquiavelos y estafaos/ con tentos y amargaos…

El actual nombre fue inspirado por una canción, según ella. Es, además, tocayo del más célebre bar tanguero de Buenos Aires, que también atiende sin distinción a melómanos, bohemios y milongueros.

Entre El Cambrión y El Viejo Almacén hay tres décadas que hubieran inspirado un poema a Gardel, Goyeneche o Troilo. Sonaron en el 7 de Agosto, Las Cruces, la Carrera 9 con Calle 3, la Avenida Caracas con 41, antes de empezar a retumbar a espaldas de la Avenida Jiménez.

Tango

Pero que el siglo veinte/ es un despliegue/ de maldá insolente/ ya no hay quien lo niegue…

Allí, el tango se impuso. Hace 15 años, la ciudad vivía su primera ola tanguera y el bar se consolidó como uno de los mejores lugares para los amantes de la milonga. Hoy en día, la moda tanguera está tomando un segundo aliento. A los lugares tradicionales se han sumado otros como el Cafetín de Buenos Aires en Chapinero, Tango Show Cream Pereira en la Avenida Primera de Mayo y la Esquina del Tango en Galerías.

Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor…

“En estos bares me he vuelto tanguero. Hay música, letra y poesía. El tango que se vive acá es el que se vivía en Argentina en los cuarenta”, comenta Carlos Pinzón.

Sin embargo, ahora los tangos no son solo cuestión de melómanos y bailarines que buscan la noche para sumergirse en sus letras y pasos. A plena luz del día y en recintos más formales como universidades, muchos se le miden a aprender a bailarlo.

“Las letras fueron lo que me atrajo. Bailar tango tiene algo increíble: el acto del abrazo. Nosotros no sabemos abrazar y ese ejercicio es obligatorio para empezar”, comenta Juan Camilo Suárez, ex alumno de la Javeriana, quien toma clases en la universidad en la que se graduó.

Alma de Tango es una de las academias de la ciudad. “Contamos con bailarines profesionales, que han obtenido premios nacionales y también en el exterior”, dice su directora Gina Medina.

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¡Todo es igual!/ ¡Nada es mejor!

Al despegar el nuevo milenio, arrancaron las milongas en El Viejo Almacén. Aparecieron jóvenes raperos, metaleros y punkeros. Los pocos turistas extranjeros de entonces fueron los pioneros que le abrieron el camino a los que hoy lo visitan. Un vistazo basta para sentir que el tiempo ha retrocedido medio siglo. Fotos de Gardel por doquier: solo, tomándose unas copas, meses antes del accidente aéreo, con micrófono mano, en un poster de homenaje.

Lo mismo un burro/ que un gran profesor…

Los pocos espacios que deja el rey del tango, los ocupan otras nostalgias: un afiche de “cómo se baila el 2 por 4”, fotos de Goyeneche y Piazzola, reproducciones de los cuadros de Botero con bailarines paisas y gordos.

La audiencia hoy es concurrida: universitarios echando pola, un grupo de poetas, un gringo con pinta de cowboy, algunos veteranos de boina y abrigo de paño, un par de metaleros tatuados y un grupo de francesas encantadas con los recovecos del centro.

Si uno vive en la impostura/ y otro roba en su ambición/ da lo mismo que sea cura/ colchonero…

“El tango tiene mucha letra. La canción Cambalache fue prohibida en Argentina hace años y si la escuchamos es igualita a lo que está pasando hoy en Colombia y en el mundo”, dice Héctor Barbosa, de 74 años.

Tango

SOBRE LOS LUGARES:

El Viejo Almacén.

Dónde: Calle 12 No. 3-96.

Horario: Bar abierto de miércoles a sábado y domingos previos a lunes festivo. Clases de tango los sábados 6:00 p.m.

Teléfono: 3177622277

 

Tango Show Cream Pereira.

Dónde: Avenida Primera de Mayo No. 38-51.

Horarios: Clases para principiantes y avanzados, baile y música.

Teléfono: 2930116

 

Alma de Tango

Dónde: Carrera 27 No. 51-10. Academia de baile que ofrece

Horario: clases grupales y particulares, eventos y espectáculos privados.

Teléfonos: 2558185 – 4815923

 

Cafetín de Buenos Aires.

Dónde: Calle 64 No. 13-29.

Sitio tradicional de tango para escuchar y bailar.

Horario: abierto de martes a sábado, 5:30 p.m. a 12 :30 a.m. Ofrece clases con el maestro Carlos Ochoa, cuarto lugar en el concurso Milongueros del Mundo (Argentina).

Teléfonos: 6060960 – 3108377968


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