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Las ballenas jorobadas han regresado, como cada año, a parir a sus ballenatos, un espectáculo natural en aguas colombianas.
Las ballenas jorobadas han regresado, como cada año, a parir a sus ballenatos, un espectáculo natural en aguas colombianas para fascinación de los amantes de la naturaleza que prefieren un turismo no tan convencional entre selva y mar.
Por: Lucero Rodríguez G.
Es una temporada dinámica y feliz en los márgenes del Pacífico colombiano, pues como cada año, entre julio y octubre, han llegado las ballenas Yubarta o jorobadas, como popularmente se les conoce.
Con sus majestuosos y enormes cuerpos, que pueden alcanzar los 18 metros de largo y pesar unas 36 toneladas, vienen dejando atrás el frío de Canadá, Estados Unidos y Chile para tener a sus crías en un mar más cálido por estos días.
“La experiencia de ver las ballenas es sobre natural. Aquí la vida es más básica y va como al vaivén de la marea. Las conexiones no son las mejores. Pero con las ballenas las distancias se acortan, le dan vida, es la mejor temporada”, dice Carlos Hernández, fotógrafo y realizador bogotano, quien hace 20 años se enamoró del Chocó y hoy construye su casa allí.
Alrededor del avistamiento de ballenas no hay un turismo tipo todo incluido, con aire acondicionado y piscina, ni tampoco es tan mochilero como para pensar en llegar en bicicleta, ya que el mismo acceso a la región, que debe ser por aire o mar, implica un costo, que impacta otros servicios como el hospedaje y la comida. Tampoco es que sea exageradamente alto, en relación a las condiciones de ubicación geográfica y barreras naturales entre las que se encuentran los pueblos a lo largo de la Costa Pacífica. Esas mismas condiciones son precisamente las que hacen de la zona un lugar tan exuberante y particular como sus visitantes.
“Acá llega cualquier tipo de turista consciente de la naturaleza y con profundo respeto por ésta. Se ven grupos de yoga, residencias artísticas, alguien como un director de cine tailandés, que viene a escribir su película o gente que va a organizar talleres de escritura y literatura, entre otros”, dice Carlos.
Sitios dónde avistar las ballenas
Por esta época las ballenas viajan por toda la costa pasando por Bahía Málaga, Juanchaco y Buenaventura, en el Valle del Cauca y Tumaco; en Nariño; Juradó, Bahía Solano, Nuquí, Pizarro y el Parque Natural Nacional de Utría, en Chocó y las Islas Gorgona y Malpelo.
En Bahía Solano, Nuquí y el Parque Nacional Natural de Utría en el Pacífico norte y Bahía Málaga en el sur hay una organización turística más visible para el avistamiento de ballenas y mejora en crecimiento de la oferta de hospedaje, gastronomía y guianza turística. Siendo la ensenada de Utría “una de las sala-cunas preferidas de las ballenas para tener sus crías”, según Josefina Klinger de la Fundación Mano Cambiada, uno de los operadores turísticos locales. Mientras que Bahía Málaga, que también alberga el Parque Nacional Natural Uramba, es además uno de los lugares de mayor biodiversidad del planeta.
Otros atractivos alrededor
La costa norte chocoana tiene tantos y tan diversos atractivos como las playas y las cascadas de Bahía Solano. Los corales y la única playa de arena blanca del Pacífico en Utría, a donde se accede a través de senderos de exigencia media para caminar por la selva, cuyos corales hoy son objeto de conservación y recuperación y donde además se puede hacer Esnórquel o careteo. Hacia el sur de Nuquí está la comunidad de Jurubirá, que tiene además un termal salado, y en la parte alta del río hay comunidades indígenas que hoy prestan sus servicios de ecoaldea en Jagua. En la zona también está Playa Azul en Panguí, de arena de tonalidad azul, y la ensenada de Coquí, que ofrece una rica gastronomía y sus manglares; mientras que en Jobí hay un río cristalino y un sendero natural de árboles de pichindé y cuenta con una organización local que hace guianza, entre otros.
Opciones de hospedaje
La franja de la costa chocoana actualmente tiene una capacidad hotelera de unas 800 camas, que incluye desde posadas turísticas, habitaciones dentro de las casas o al lado de las casas que la gente ha podido acondicionar, hasta ecolodges, cabañas y posadas rurales como es el caso de Utría, con un juego de tres cabañas en madera con acomodación para 32 personas. Y los precios están entre 70 mil y 300 mil, por día, por persona.
Conexión y transporte
A Nuquí y Bahía Solano se llega por avión desde Medellín, Cali y Quibdó. Por lancha rápida el viaje de Buenaventura a Nuquí se tarda entre seis y ocho horas.
Recomendaciones
Contactar operadores autorizados de lanchas para tener la tranquilidad de un viaje seguro. Hay agencias de viajes y operadores locales que puede consultar. Si va por su cuenta infórmese bien sobre los lugares y planes en los puntos de información turística del aeropuerto.
Info.: manocambiada.org
Teléfonos: 3508936715 y 3107554922
Fotografías: Federico Ríos y Natalia Reyes
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