María del Pilar Lugo
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Por: Daniela Arango Pulgarín
Entre las montañas del páramo del municipio de Guasca, en Cundinamarca, a tan solo una hora y cuarto de Bogotá, se encuentra una pequeña destilería donde cobra vida 472 Spirits, una empresa que encontró en este lugar las condiciones perfectas para extraer lo mejor de las frutas, embotellarlo y venderlo.
La historia de esta empresa colombiana comenzó en una finca a las afueras de Berlín, Alemania, cuando Walter Alexander Rode transformaba las papas de su huerta en vodka.
Desde hace diez años, Luisa Rode y su padre, Walter Hermann, retomaron lo que experimentaba su abuelo, en esta región de Cundinamarca.
En sus instalaciones, equipadas con un alambique diseñado con tecnología de punta, proveniente de la Selva Negra alemana, conversamos con ella, una de las maestras detrás de esta gran historia.
Entre aromas embriagadores y procesos meticulosos, nace una gama excepcional de destilados y licores que reflejan el legado de tres generaciones. “Somos una marca arraigada en la tradición familiar”, comparte Luisa, quien lleva consigo esa herencia que despierta la curiosidad y el amor por los licores desde su infancia.
El viaje de 472 Spirits comenzó con la piña, una elección motivada por la calidad de los proveedores y la belleza física de la fruta. Sin embargo, el camino hacia la excelencia no fue fácil.
“Hubo ensayos, errores y pérdidas de fruta, pero cada obstáculo nos llevó a perfeccionar nuestros destilados”, revela Luisa.
Cada producto captura los aromas y sabores de su materia prima, desde los vibrantes destilados de feijoa, uchuva y piña; la exquisita ginebra con toques de enebro, guascas, yacón, pimienta verde del Putumayo, y otros botánicos; hasta el licor de naranja, que resalta todas las características del cítrico, y su más reciente aguardiente de caña panelera.
Aunque la tradición europea aboga por degustarlos puros, Luisa reconoce el potencial en la coctelería para realzar sus creaciones.
“Nuestro éxito reside en la coctelería de alta calidad”, afirma, y resalta la presencia de 472 Spirits en los mejores bares y restaurantes de Bogotá, Medellín y Cartagena, y en países como Dinamarca, Alemania y Estados Unidos.
Además, la destilería ofrece la oportunidad de conocer de primera mano el proceso de creación de estos productos con visitas guiadas en su fábrica, donde se lleva a cabo una inmersión en los procesos de fermentación y destilación, seguidos de una cata especializada.
Un viaje sensorial que revela la pasión y el conocimiento detrás de cada botella.
La temperatura promedio de Guasca, la calidad del agua del páramo de Chingaza y la variedad de frutas colombianas han sido clave para la autenticidad de sus productos artesanales.
El sueño de ser reconocida como una mujer productora de ginebra impulsa nuevos proyectos. Con una mirada hacia el futuro, 472 Spirits espera seguir innovando en el mercado.
Datos
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